Optimización entorno de trabajo

La luz es el elemento básico necesario para que el ojo trabaje y el ojo trabajará mejor cuando esa luz sea la más apropiada para las tareas que tenga que realizar en cada momento. Esto que parece tan evidente, no es algo que exijamos en nuestros entornos de trabajo o de ocio diario: utilizamos espacios con poca o excesiva luz, con mala distribución espacial y espectral y la mayor de las veces no exenta de deslumbramientos molestos y perturbadores, en definitiva, espacios mal iluminados.

Teniendo en cuenta que a través del ojo recibimos más del 85% de la información que utilizamos en nuestras actividades diarias, la importancia que la buena iluminación va a tener en la vida de las personas es elevada. Una buena iluminación nos va a permitir realizar mejor los trabajos, cometiendo menos errores, evitando que el ojo envejezca prematuramente y que aparezcan otros problemas como jaquecas o cefaleas. Todo ello redundará en un mayor rendimiento laboral y bienestar de la persona que se traducirá, además, en un menor absentismo laboral y en una notable reducción de los accidentes em el puesto de trabajo.